La privacidad en internet es un tema que preocupa cada vez más. Los organismos internacionales hablan de ello, y a nadie se le escapa que los servicios digitales que nos facilitan la vida también la están monitorizando. Ya se sabe lo que pasa cuando el producto es gratis.
Entonces, ¿nos escuchan por todas partes? ¿Estamos controlados por Google, Apple, Amazon? ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Qué podemos hacer como publicistas, como consumidores? Mis respuestas son: un poco sí, no tanto en realidad, ahora lo vemos, al final te comento.
Antes de 1998 no existía Google. Eran épocas de buscar las cosas en Yahoo, Altavista, Ask Jeeves… El SEO no estaba, ni se le esperaba, y los resultados eran como eran: los de directorios como el DMOZ y poco más. Internet crecía exponencialmente. Encontrar y clasificar todo su contenido era imposible.
Esto, sin embargo, motivaba a Larry Page y Sergey Brin, de la Universidad de Stanford, que ultimaban su propio buscador, inicialmente llamado BackRub, para ordenar todo ese caos. Para clasificar esa web 1.0 con la promesa (tantas veces rota a lo largo de la Historia) de que la tecnología lo iba a hacer mejor, más rápido, más eficaz. We are the robots.
Google vio, llegó y venció, y con razón, convirtiéndose en la página de inicio de todo el mundo porque cumplía su promesa: resultados relevantes, precisos, rápidos, sin distracciones. ¡Y sin publicidad!
Es interesante ver la evolución de la página. Salvo algunos devaneos, prácticamente no ha cambiado de aspecto y contenido desde sus inicios, pero sí su comportamiento. Los resultados de Google y su poder ya decepcionan y asustan respectivamente a muchos.
Resulta descorazonador, pero es lógico: en todo este tiempo internet se ha ido "comercializando", y a Google llegaron la publicidad contextual, los resultados patrocinados, los resultados predictivos, los mapas... Han pasado más de 20 años. Google ya no es ese Google de dos idealistas universitarios sino el buscador propiedad de Alphabet, de igual modo que Facebook es una de las redes sociales de Meta.
El mundo cambia, como siempre ha hecho
A medida que el ocio audiovisual ha virado desde el consumo lineal (radio, televisión) hacia los contenidos a demanda (podcasts, redes, youtube, twitch…) también han cambiado esos contenidos, y por lo tanto la publicidad presente en ellos. Cambian las formas de consumo, los contenidos, la publicidad, la sociedad, desde Heráclito hasta Bowie.
Hoy el mercado audiovisual está dominado por actores que nada tienen que ver con los de hace solo una década, y la publicidad se ha redistribuido hacia los gigantes tecnológicos. El mundo es otro, y es online. Como indican los datos más recientes en inversión publicitaria: Google, Meta (Facebook), Alibaba, Bytedance (TikTok) y Amazon son, en ese orden, quienes tienen el mayor peso.
Observa que estas compañías tecnológicas, que actúan como agencias de medios son, a la vez, también los propios canales de difusión. Google, Meta y Amazon saben perfectamente sobre qué hablamos, qué vemos, qué compramos, qué nos gusta, porque usamos sus herramientas para comunicarnos y consumir. Este es su enorme valor.
Como profesionales
Más allá de encontrar el hallazgo de la viralidad, nuestra misión no cambia sea cual sea el medio: encontrar al público perfecto para nuestro producto o servicio. Marcas queridas. Clientes satisfechos.
Dentro de lo que sea posible, "eduquemos" a las marcas para apostar por formatos menos intrusivos, ajustemos las estrategias de segmentación para conectar con los nichos adecuados. No te dejes seducir por la psicología oscura, ni vayas dándole empujones al consumidor, porque al fin y cabo la gente no es idiota (aunque a veces lo parezca) y se les engañará una vez, pero no dos, si nuestra comunicación no es sincera.
Uno de los ingredientes, por ejemplo, del éxito del Twitch es sin duda esta búsqueda de la autenticidad por parte de los consumidores, que prefieren el branded content y unos anuncios no centrados en cookies u otros "mecanismos de escucha" (¡y eso que hablamos de Amazon!) sino más relacionados con los contenidos del canal.
De igual modo, muchos youtubers optan progresivamente por eliminar, o complementar, la monetización de sus canales con suscripciones mediante plataformas como Gumroad o Patreon. El éxito de las plataformas de micromecenazgo es un indicador de esta avidez por contenidos de nicho y sin publicidad. Si la gente está pagando por evitar la publicidad de las plataformas, es que algo no se está haciendo demasiado bien.
Como consumidores
Tenemos que ser conscientes de que lo tenemos todo en contra. Las apps, redes sociales, videojuegos, plataformas de streaming… están diseñadas para hacernos adictos. Para que vivamos en ellas (del Metaverso hablamos otro día) el mayor tiempo posible, conocer nuestros gustos y así ofrecernos más de lo mismo. Se aplican estrategias de casino para mantenernos enganchados, gastando tiempo y dinero. Esto se intuye, y se ha estudiado, en los videojuegos, pero a día de hoy es así en todo aquello que nos pida usuario y contraseña.
Si no nos molesta esta situación, maravilloso. Pero si deseas mayor privacidad, o prefieres otro tipo de relación publicitaria con internet y los dispositivos que nos rodean, a lo mejor te sirven estos consejos:
- Revisa tu configuración de privacidad en los servicios de Google. Si nunca lo has hecho, tal vez te sorprenda todo lo que hay ahí.
- Al estar en internet, usa cuando lo necesites la navegación privada. Es algo básico, pero no todo el mundo lo conoce.
- Mejor aún, evita Google Chrome. Instala en tu teléfono y tu máquina una alternativa más segura como Firefox, Brave, Opera o LibreWolf. Con los tres últimos también vas a evitar, automáticamente, mucha de la publicidad. No se lo digas a nadie.
- Prueba otros buscadores como DuckDuckGo o Startpage.
- Si usas Windows y te frustra tener que estar anclado a Microsoft, o si finalmente se implementa la publicidad dentro del propio sistema… plantéate cambiar a un Linux, como Ubuntu o Elementary. Si tienes algún amigo nerd que ya lo use, pregúntale y seguro que estará encantado de ayudarte.
- Apoya otros modelos de monetización para los creadores. Si tu youtuber favorito tiene un patreon, y te lo puedes permitir, suéltale un par de dólares. Aunque no lo parezca, esta es la versión digital de ayudar al comercio pequeño, son como "tiendas de barrio".
En definitiva, tanto como profesional como consumidor, aprovéchate de internet, y no al revés. La evolución de la red depende de lo que hagamos de ella cada uno de nosotros.